martes, 17 de marzo de 2009

Internet a todo gas

La demanda de servicios en banda ancha aumenta en la misma proporción en la que los proveedores de servicio buscan medios y alternativas para poder ofrecerlos. Broadband in gas (big) puede ser la siguiente propuesta para que los usuarios dispongan de servicios telemáticos de calidad y a bajo coste.



El modelo de sociedad actual desarrollada se articula, como todos experimentamos a diario, en base a una tecnología que se utiliza de forma cotidiana sin apenas reparar en ella. Desde aquello que pueda resultar más sencillo, calentar la comida en un microondas, a lo más sofisticado, como puede representarlo un aparato de diagnóstico de medicina nuclear. Y dentro de los distintos ámbitos de la tecnología en general que se aplican a los diferentes intereses y actividades de los individuos, hay un área que, desde hace 15 años, destaca con brillo propio sobre el resto de avances que día a día se van consiguiendo: Informática. No en vano, la sociedad en la que nos ha tocado vivir, recibe como denominación Sociedad de la Información. La demanda y el consumo de información actual ha provocado ya que, dentro de los que se pueden considerar suministros e infraestructuras básicos del hogar, se empiece a plantear incluir contar con servicios de Banda Ancha, como antes ocurrió con la televisión y no hace mucho con el teléfono.

Para alcanzar a los potenciales consumidores de información en sus distintos formatos, los proveedores de este tipo de servicios tienen que resolver y competir por lo que se ha dado en llamar la última milla, la milla de oro. El tramo de conexión final para llegar al usuario y el más problemático para los proveedores de servicio no sólo a nivel de competencia comercial, si no también peliagudo en cuanto a que debe ser lo suficientemente amplio como para permitir ofrecer servicios atractivos y que son los de más demanda por parte de los usuarios. Para llevar estos servicios a los usuarios y cubrir ese tramo, hace tiempo que existe la tecnología de comunicación necesaria para llevar estos servicios al usuario residencial. Sin embargo, aunque factible sobre el papel, en la práctica no siempre es viable. Porque cuando es rentable la explotación comercial de un determinado medio, resulta inviable en razón de tendido y despliegue. Y viceversa. Así, los proveedores de servicios tienen que afinar el ingenio para buscar alternativas que les permita llegar al mayor número posible de suscriptores, en condiciones de viabilidad técnica y rentabilidad comercial y el resultado son las distintas alternativas de conexión de acceso que conforman hoy por hoy el catálogo de servicios de los suministradores. Soluciones la más de las veces imperfectas para ser aplicadas de forma masiva y, por tanto, de mejor explotación comercial para que el usuario pueda utilizarlas a un precio reducido.







Broadband in Gas

En esta línea, viene circulando desde hace algún tiempo por los mentideros tecnológicos el anuncio de una compañía americana de gas que afirma tener desarrollada y lista una nueva tecnología que puede resultar una atractiva alternativa para los usuarios de este tipo de energía, para obtener servicios de información en banda ancha, de alta calidad y a bajo coste, sin que los destinatarios de esos servicios y los proveedores tengan que realizar ninguna modificación significativa de tendido o despliegue. La compañía de gas propone utilizar sus conducciones de suministro que llegan hasta sus casas para llevar, también, la señal para acceso a Internet y a otros contenidos multimedia, como televisión o vídeo. Es decir, Banda ancha por Gas, Broadband in Gas o BiG, siglas con las que se está empezando a dar a conocer a esta novedosa tecnología.

BiG plantea aprovechar las leyes físicas por las que se rigen el material con el que se construyen las tuberías (metal y plástico) y las condiciones de tendido con las que se instala la red de suministro de gas para distribuir una señal de datos para que, de la misma forma a como se hace llegar el combustible hasta cada casa, también llegue la televisión, vídeo o el acceso a Internet. En el mismo punto en donde el usuario tiene el contador de gas, la instalación de un pequeño aparato complementario haría de punto de acceso para enviar recibir la señal de esta autopista subterránea de información. El planteamiento inicial, al menos para las compañías suministradoras de gas y proveedores de servicios de información resulta prometedor, habida cuenta del número de hogares que cuentan con el gas como principal fuente de energía. Para los primeros, supone dar un valor añadido a una infraestructura ya desplegada y para los segundos, poder ofertar servicios con gran demanda, a precios reducidos y, lo más importante, viables comercialmente, puesto que no les obliga a realizar inversiones en infraestructuras de difusión y pueden alcanzar zonas que por otros medios resultan impracticables. Para los usuarios, es interesante contar con una alternativa de conexión de bajo coste y alta calidad para disponer de servicios de información que ahora obtienen por diversos medios, no siempre de forma satisfactoria en calidad y precio. Todo será cuestión del interés que suministradores de energía y proveedores de contenidos le pongan al desarrollo de este medio de transmisión, para que la tecnología evolucione y su implementación sea una realidad. No hay que perder de vista que ya existen y se comercializan tecnologías con un planteamiento similar de aprovechar la infraestructura energética ya disponible, para transportar señal de datos a los hogares de los abonados, como es PLC, la tecnología que introduce una señal de datos por las líneas eléctricas, utilizando frecuencias distintas a la que utiliza la electricidad y, sin embargo, no han sido capaces de responder a las expectativas que crearon en sus inicios y actualmente sólo se aplica de forma marginal, para resolver situaciones puntuales.



Aportación de BiG

La Banda Ancha por Gas, llama la atención no porque se articule sobre un medio inestable y peligroso como es la conducción de gas. Se fija la atención en este medio de transmisión por las posibilidades que sobre el papel tiene, más allá del ahorro de tendido o el radio de alcance de potenciales usuarios. Esta tecnología surge como resultado de un hallazgo casual, consecuencia de los esfuerzos de la compañía gasística que la ha desarrollado, por encontrar un medio eficaz de prevenir y detectar fugas de gas en sus tuberías utilizando la transmisión de radio frecuencia sobre los tubos para localizar los puntos de huida del gas o aquellos que pudieran ser susceptibles de escapes. Los estudios que con este fin se realizaron desvelaron la posibilidad de introducir una señal portadora para otro tipo de información y con distinta finalidad, de forma inocua para el combustible que circula por el mismo conducto y susceptible de ser explotada comercialmente. Esquemáticamente, la transmisión de señal en BiG consiste en una estación emisora de señal radio eléctrica que se encarga de recibir la señal a transmitir, introducir dicha señal sobre la tubería de la conducción del gas, propagar la señal aprovechando las características conductivas del metal utilizado en la fabricación de las tuberías de gas y extraerla posteriormente, mediante un dispositivo final instalado en casa del abonado, normalmente colocado junto al contador, similar en funcionamiento al archiconocido “spliter” de la banda ancha telefónica, DSL. Este dispositivo de usuario final, conecta con el resto de dispositivos del abonado, mediante una conexión inalámbrica, lo que evita que los usuarios que suscriban este servicio tengan que hacer ninguna modificación de tendido de cable o tubería en sus casas. Ambos extremos permiten comunicaciones bidireccionales. Como se ve, en la práctica, se trata de enlazar los extremos de una conexión inalámbrica, proveedor de servicio-abonado, “cableando” la distancia que los separa mediante la conducción del gas.

Para introducir la señal en el tubo de la conducción de combustible, los desarrollos de BiG han optado por seguir las especificaciones para acceso al medio que se están definiendo para el estándar 802.15. Los comités de trabajo de IEEE 802.15 se ocupan de marcar las líneas maestras para obtener una tecnología de comunicación inalámbrica entre dispositivos autónomos a pequeña distancia, siendo su principal aplicación la conexión de sensores en entornos personales, lo que se ha dado en llamar dispositivos WPAN (Wireless Personal Area network, Red Inalámbrica de Área Personal), tales como automatismos, dispositivos domóticos, sensores de seguridad para alarmas, detectores de movimiento y otros similares. En función de la banda de frecuencia utilizada y de la potencia transmitida, se espera que puedan alcanzar conexiones que cubran distancias entre 10 y 75 metros. Extensión suficiente para obtener una excelente cobertura de señal inalámbrica para cubrir la conexión de los dispositivos de una casa con el punto de acceso a la red, máxime cuando la señal normalmente se propaga en el interior, en donde las posibles interferencias son más reducidas. Este nuevo estándar es el más adecuado para introducir la señal a transportar por la conducción de gas, debido a la baja potencia de energía de funcionamiento que necesitan los dispositivos de adaptación al medio de comunicación, emisión y recepción de señal lo que les hace idóneos para reducir los riesgos asociados a la cercana circulación del gas, en un entorno cerrado como resulta la tubería. Las transmisiones basadas en 802.15 permiten esperar tasas realistas de hasta 2 Gbps, aunque teóricamente, sobre el papel, se podrían llegar a los 10 Gbps, superior a cualquier otro medio de transmisión actual, superando incluso a la hasta ahora imbatible fibra óptica. Según la información que ha proporcionado la compañía que desarrolla BiG, en las pruebas que están llevando a cabo se han conseguido entregar caudales de 6 Gbps. En cualquier caso, se trata de un ancho de banda sobrado para poder transmitir contenido de cualquier complejidad, por lo que streaming, acceso a Internet y otros usos de la señal, tienen cabida sin apreturas. Y representa unas expectativas de capacidad muy superiores a las que ofrece actualmente y en un futuro a corto plazo la tecnología más implantada en Banda Ancha, DSL, en donde los caudales ofertados por los proveedores de servicio resultan en la práctica más un reclamo publicitario que una realidad constatable por el abonado.

De esta forma, la Banda Ancha por Gas, además, supone una oportunidad de desarrollo para la tecnología de 802.15, proporcionándole un espacio en el que operar, alejado de las interferencias que provocan las transmisiones de la señal inalámbrica 802.11, en cualquiera de sus versiones, que según el caso, pueden llegar a anular las comunicaciones de este incipiente nuevo estándar, consecuencia de la saturación del espacio radio eléctrico no regulado. Se espera que los trabajos de los comités de normalización 802.15 diseñen las especificaciones que permitan superar esta limitación.

La transmisión de la señal sobre las tuberías de gas que hace BiG tiene en otra emergente tecnología su principal baza: UWB (Ultra Wide Band, Ultra Banda Ancha). Las transmisión sin cable de señal UWB tiene una aplicación reciente en el ámbito civil, pero su uso es bien conocido y aplicado en el área de las comunicaciones militares desde hace bastantes años, por lo que la industria tiene una experiencia suficiente para comprobar que es una tecnología que se adapta perfectamente a los requisitos que los usuarios esperan de sus dispositivos portátiles: pequeño tamaño, larga autonomía de funcionamiento y suficiente capacidad para sus aplicaciones. Si bien en espacio abierto esta tecnología tiene problemas para su desarrollo, consecuencia de la competencia directa de los estándares 802.11 y la falta de normalización, sobre el espacio cerrado y exclusivo que le proporciona BiG, las características de UWB tienen oportunidades que no pueden aprovechar otras comunicaciones más evolucionadas.

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